viernes, 23 de marzo de 2012

Chicas con colita en la ducha

¿A cuál de ellas te gustaría follarte?, ¿a todas? ¿O quizás preferirías arrodillarte frente a ellas para comerles la polla? ¿Te atreverás? Vamos, no disimules, estás deseando.

jueves, 22 de marzo de 2012

Una verga en tu mano

Ya sé, desde hace tiempo no piensas en otra cosa. Llevas más de un año soñando con tocar la polla de otro hombre, acariciarla con tu mano. No importa cuántas veces intentes alejar esa idea de tu cabeza. Unos minutos después, regresa de nuevo.



Ya sé, has empezado a visitar páginas gay en internet, te has suscrito a varios grupos dondes esperas encontrar otros chicos con tus mismos deseos, y los has encontrado, incluso has chateado con ellos y tu colita se ha puesto dura al pensar que podrías estar agarrando la picha de ese tío que te escribe. ¿Te gustaría también metértela en la boca?

Vamos, no seas tímido, la vida es muy corta, dile que sí, que quieres encontrarte con él, acariciar su verga, sujetársela mientras mea, sacudirle las gotitas de su glande, acariciarle el prepucio. Dile que quieres masturbarlo, acariciarle los huevos, juguetear con ellos, rascárselos. Dile que quieres descubrir después cómo huelen tus dedos: a hombre, a polla, a huevos. Dile que quieres chupártelos. No puedes quitarte esa idea de la cabeza.

¿Seguro que no eres gay?, ¿es solo curiosidad?, ¿resistirás sin meterte la polla de un extraño en tu boca? Noooo. Venga, reconócelo: eres una cerdita. Acabarás de rodillas frente a él mamándole la polla. Glotona. Todas sois iguales.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Sal del armario, mariquita


Vamos mariquita. Deja ya de chupar consoladores sentado en tu habitación. Eres demasiado cobarde para salir a la calle a buscar una polla de verdad. ¿No te da vergüenza, estar ahí chupando esos juguetes de plástico como si fueran vergas de verdad? Venga, ¡sal del armario de una vez!

Hoy en día ser gay no es tan terrible. ¿Por qué no acabas de asumir lo que eres? En vez de hacerlo, te quedas encerrado en casa mirándote la colita, deseando tener valor para salir a la calle a chupar una polla de verdad.

Tú quieres ser maricón, pero necesitas un empujoncito. Por eso estás ahí triste y solo. Necesitas que alguien te anime a chupar una polla para sentirte bien contigo mismo.

Eres el mariquita frustrado más patético que he conocido en mi vida. Lo siento por ti. Tanto miedo en convertirte en lo que realmente quieres ser, una putita, una cerdita... vamos, ¡dilo! Admite lo que eres.Aún estás a tiempo de pasarte el día chupando pollas y ser feliz. Venga, sal a la calle a mamar unas cuantas vergas. Conviértete en la chupadora de pollas que estás deseando ser, y deja de masturbarte ahí solita, en tu habitación de mariquita reprimida.

martes, 20 de marzo de 2012

Repite conmigo: "me encanta comer pollas".

Relájate. Prepárate para entrar un mundo nuevo, un mundo en el que no tendrás problemas. Confía en mí. Te sentirás libre y relajado. Te convertirás en mi cachorro, obediente al sonido de mi voz. Cierra los ojos. Voy a poner una polla en tu boca.



¿Puedes sentirla? Es tan caliente, tan grande... Mmmmm. ¿Quieres ir más allá?, ¿seguir adelante? Confía en mí. Siente el sabor de esa verga en tus labios. Disfrútalo. Ahora repite conmigo: "Me encantan las pollas". Siente cómo esas palabras se escapan de tus labios. Estás deseando gritarlas a los cuatro vientos. Estás deseando que todos te oigan: "me encantan las pollas", repítelo sin miedo, con orgullo.

¿Quieres hacer la mejor mamada? Claro que sí, tú puedes hacerlo porque disfrutas chupando rabos. Ahora puedes sentir esta enorme polla en lo más profundo de tu boca, acariciando tu lengua, golpeando tu garganta. Yo sé que te encanta satisfacer esta enorme polla. Mírale a los ojos mientras se la chupas.

Ser una cerdita, sentirte una cerdita te provoca un enorme placer. Ahora te das cuenta de que chupar pollas es aquello para lo que has nacido. Eres una putita, una mamona. Mamar es tan natural para ti que no puedes dejar de hacerlo. Ahora tienes que asegurarte de que tu macho se corre. Mírale a los ojos mientras le das los últimos lametones. Espera su semen.

Te encanta el sabor de su leche. Ahí viene, trágatelo. No te saques ahora la polla de la boca o lo perderás todo. Traga, cerdita. El semen es tu droga. Ya no puedes pasar un día entero sin tu ración de polla y de leche. Rebaña el resto de semen que ha quedado en tus labios, que te ha salpicado la nariz y la barbilla. Chúpate los dedos mojados con la leche de tu hombre. Eso es.

Y ahora sí, ahora duerme tranquila cerdita. Hasta tu próxima mamada.

lunes, 19 de marzo de 2012

Le gusta que la llamen Patricia

Un amigo me cuenta que durante su viaje de fin de curso, con diecisiete añitos, un  compañero de clase le hizo probar su rabo por primera vez. Era un tipo de su edad, un poco más fuerte, pero aparentemente muy tranquilo. Por eso mi amigo se metía con él, le gastaba a veces bromas pesadas y lo ponía en ridículo delante de los demás, o pretendía hacerlo llamándole mariquita.

Pero una noche aquel chico pacífico debió de cansarse o simplemente decidió que era el momento de tomarse la revancha. Mi amigo ya dormía y él entró en la habitación de aquel hotel que nadie cerraba. En la duermevela, mi amigo entreabrió los ojos quizás extrañado por un olor nuevo, quizás había sentido un cosquilleo en los labios. Era el glande húmedo del intruso que le rozaba la boca. Mi amigo cree que chasqueó la lengua, que entreabrió los labios, pero no la vio entrar. Sintió como aquella verga se abría paso hasta su garganta sin que le diera tiempo a reaccionar o a gritar.



Él, el otro, lo había agarrado por la nariz y lo sujetaba con fuerza. Mi amigo lo miró con los ojos muy abiertos y el otro le ordenó, con un susurro, que guardara silencio. Mi amigo estaba paralizado. Su lengua sentía la textura y el calor de una polla por primera vez. Apenas se movía, pero no podía evitar tragar saliva y sentir cómo aquel rabo se ponía duro en su boca.

El otro seguía agarrándolo con fuerza. Le decía que estuviera tranquilo, que no le iba a pasar nada. Solo había llegado hasta allí para demostrarle quién era el hombre y quién la maricona. -¿Lo sabes ya?-  Le susurró. -¿Lo sabes tú o tengo que despertar a los otros para que te lo dejen claro?

Mi amigo asintió con la cabeza y tragó de nuevo saliva, sintiendo la presión de aquella polla contra el paladar, porque ahora parecía moverse ligeramente. Le estaba follando la boca. "Muy bien cerdita", le dijo. "Aprendes muy rápido. Así me gusta"

El intruso sacó su verga de la boca de mi amigo sin dejar de agarrarle por la nariz, obligándole a mantener la boca abierta. Un hilo de baba cayó sobre la almohada y, sin saber por qué, mi amigo sacó la lengua un instante, como si quisiera lamer por última vez la cabeza de aquella verga. Pero el otro no se lo permitió. "Ya has tenido bastante por hoy", le susurró, golpeándole en la mejilla con su rabo. Y después, como enrabietado, restregándoselo por la nariz, impregnándolo todo con su olor.

No dijo más. Se marchó. A él, a mi amigo, le costó mucho conciliar el sueño. Al día siguiente, antes de desayunar, corrió a su mesa para pedirle perdón. Cuando nadie los oía, le aseguró que esas bromas pesadas, sus insultos sin gracia, se habían terminado para siempre. Estaba azorado, nervioso, pero el otro parecía no darle importancia. Tan solo asentía meneando la cabeza.

Mi amigo se retiró. No se atrevió a pedirle que le dejara chuparle la polla una vez más, esta vez hasta el final. Esa misma noche, mi amigo fue el primero en meterse en la cama, con la esperanza de que el otro lo despertara de nuevo metiéndole la polla en la boca. Desde entonces a mi amigo le gusta que la llamen Patricia.

sábado, 17 de marzo de 2012

Eres una cerdita

Te gustan las pollas, ¿verdad? Te gusta mirar a otros hombres mientras mean, mientras se duchan en tu gimnasio, mientras se quitan los calzoncillos sudados delante de ti. Te masturbas viendo porno y te das cuenta de que miras más el rabo del tío que el conejito de la chica que se está follando.

¿Te gustaría estar en su lugar? ¿Fantaseas con meterte una buena polla en la boca?

Yo sé que te gustaría meterte un buen pene en la boca, ponerte de rodillas frente a unas bolas calentitas y olerlas. Te encantaría oler las ingles de otro hombre, besar sus huevos, recorrerlos con tu lengua para luego meterte la cabeza del glande en tu boca de cerdita. Porque eres una cerdita, ¿verdad?, y además te excita que te lo diga, que te llame así.

Eres una cerdita, C-E-R-D-I-T-A. Nadie lo sabe. Solo tú y yo, y por eso estoy segura de que vas a regresar aquí. Ya lo estás deseando.