martes, 20 de marzo de 2012

Repite conmigo: "me encanta comer pollas".

Relájate. Prepárate para entrar un mundo nuevo, un mundo en el que no tendrás problemas. Confía en mí. Te sentirás libre y relajado. Te convertirás en mi cachorro, obediente al sonido de mi voz. Cierra los ojos. Voy a poner una polla en tu boca.



¿Puedes sentirla? Es tan caliente, tan grande... Mmmmm. ¿Quieres ir más allá?, ¿seguir adelante? Confía en mí. Siente el sabor de esa verga en tus labios. Disfrútalo. Ahora repite conmigo: "Me encantan las pollas". Siente cómo esas palabras se escapan de tus labios. Estás deseando gritarlas a los cuatro vientos. Estás deseando que todos te oigan: "me encantan las pollas", repítelo sin miedo, con orgullo.

¿Quieres hacer la mejor mamada? Claro que sí, tú puedes hacerlo porque disfrutas chupando rabos. Ahora puedes sentir esta enorme polla en lo más profundo de tu boca, acariciando tu lengua, golpeando tu garganta. Yo sé que te encanta satisfacer esta enorme polla. Mírale a los ojos mientras se la chupas.

Ser una cerdita, sentirte una cerdita te provoca un enorme placer. Ahora te das cuenta de que chupar pollas es aquello para lo que has nacido. Eres una putita, una mamona. Mamar es tan natural para ti que no puedes dejar de hacerlo. Ahora tienes que asegurarte de que tu macho se corre. Mírale a los ojos mientras le das los últimos lametones. Espera su semen.

Te encanta el sabor de su leche. Ahí viene, trágatelo. No te saques ahora la polla de la boca o lo perderás todo. Traga, cerdita. El semen es tu droga. Ya no puedes pasar un día entero sin tu ración de polla y de leche. Rebaña el resto de semen que ha quedado en tus labios, que te ha salpicado la nariz y la barbilla. Chúpate los dedos mojados con la leche de tu hombre. Eso es.

Y ahora sí, ahora duerme tranquila cerdita. Hasta tu próxima mamada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario